Mi filosofía de este año es: <<Serme fiel a mí misma>> o, su derivada, <<ser genuina>>; sin embargo, en el proceso de convertirla en una realidad, he encontrado que TODOS mentimos TODO el tiempo. Ya sea para engañar a los otros o a nosotros mismos constantemente hacemos afirmaciones un tanto falsas y, aunque las mentiras cotidianas varían de tema, tamaño y forma, algunas de ellas las oímos bastante seguido. Así que, aquí están algunas de las convenciones del auto-engaño:

 

  1. ¡¿Yo!? ¡¿Flaca!? ¡Uff! Pero si yo no voy al gimnasio y trago como vaca. ¡Te juro que esta es mi contextura!

Aunque hay algunos privilegiados que se mantienen flacos y comen por tres, la realidad para la mayoría de nosotros es que, teniendo un cuerpo NORMAL y lógico, la comida tiene que ir a algún lugar y, por lo general, ese lugar es la panza. Sin embargo, hay quienes <<aparentemente>> nacieron con rallas en el abdomen, una solitaria en la barriga y unas ganas inaguantables de restregárselo a los demás en la cara. Esta es la mentira del falso NO-ESFUERZO. ¡Qué suerte!

  1. Soy súper ecologista, pero no reciclo porque igual los tipos de la basura no separan nada. ¡Todo va a parar al mismo lugar! ¡Entonces pa’ qué!

No reciclas porque te da flojera, porque no has ido a comprar la segunda caneca o, simplemente, porque te importa un pepino el medio ambiente y, aunque no sean las razones más responsables o enorgullecedoras, lo más probable es que sea la verdad. Sabemos que hoy en día ser ambientalista te da unos puntos adicionales, pero ser un abraza-árboles ficticio ¡sí que los quita!

  1. ¡No, viejo! ¡Estoy súper ocupado!

Aparentemente en Colombia estar ocupado es la mejor y más enaltecedora cualidad que puede adornar a un ser humano. Nos FASCINA decir que no tenemos tiempo para esto y lo otro. De hecho, no hay sensación más placentera que responderle a un amigo “¡Uy! ¡Qué pena pero es que estoy hasta las tetas!” o, después de apretar la agenda a conciencia, regodearse en el lamento “¡No! ¡Qué desespero! ¡Es que no tengo un segundo!.

Así que, para este desagradable hábito les recomiendo recordar que lo que haces, en el sentido estricto de la expresión, no te hace (por eso somos seres humanos y no haceres humanos). Por otro lado ¡qué delicia que tengas tiempo para vivir! ¡para eso trabajamos todos! Solo que muchas veces se nos olvida.

  1. ¡Noooo! ¡Yo solo abrí Tinder para chismosear y se me ha olvidado borrarlo!

Recientemente esta aplicación de match-maker ha causado revuelo y no es para menos.  Sin embargo, al parecer al sexo femenino le cuesta un trabajo increíble admitir que sus actividades dentro de esta red social son intencionales sin sentir que por ello aparecen como desesperadas ante los demás. Así que, resultan inventando cualquier excusa para negar que simplemente les pareció una buena herramienta para conocer gente con cualquiera de los fines que ella permite.

Ahora, los chicos tampoco se salvan porque esta mentira tiene una variable masculina. No solo lo dicen las chicas a sus amigas, sino también los chicos a sus novias.

¡Todos tienen Tinder porque quieren! ¡Sanseacabó!

  1. Este tipo tiene cara de bueno, parece ser honesto y de verdad le intereso. – Hablando de un político.

Ya no sé qué es más decepcionante: la vida de soltera (uno se encuentra con UNOS GAMINES), o la vida política (uno se encuentra con OTROS GAMINES). La mentira de arriba me la he repetido muchas veces antes y, ya sea por la corrupción del sistema que no permite que nada suceda, o por las intenciones escondidas del candidato en cuestión, siempre termino en una irremediable <<tusa política>>. Lo que me ha impactado recientemente es que, al parecer, es un sentimiento compartido y, contrario a lo que creía, la falta de esperanza, apatía y abstinencia crecen cada día más en nuestro país.

  1. Yo NUNCA veo televisión.

Aunque realmente MUCHA gente no ve televisión, al parecer dicha afirmación se ha convertido en un indicio de superioridad. Ahora resulta que CASI NADIE ve televisión y NADIE ve televisión nacional. Es evidente que la televisión por cable y las alternativas digitales han tornado el panorama de mi medio en uno oscuro e incierto – lo que además se ve bastante reflejado en los números de rating hoy en día – sin embargo, he descubierto que a una gran cantidad de buenos y determinados televidentes, les fascina salir a la calle a negar su condición existencial, pero ¡eso sí! Se saben TODOS los jinggles de los comerciales.

  1. ¡No! ¡Imagínate que me pinté las uñas de colores diferentes por joder y no alcancé a quitármelas! O, su variante: ¡Mi primita me pintó las uñas!

¡Ay! ¡Ya! No a todo el mundo le gusta y seguramente tu novio te va a decir que pareces una guisa, pero si tuviste la personalidad para pintártelas – de la cual se necesita bastante – seguro también la tienes para admitir que te gusta y lo hiciste adrede. Así que sal con la cara, o más bien, las garras en alto.

  1. ¡Ya! ¡Ya salí pero el trancón está impresionante! – Domingo 9PM

Aunque es evidente que Bogotá es la ciudad PER-FEC-TA para esta mentirilla – porque cualquier cosa puede pasar y sabemos que hasta un domingo a las nueve puede haber un trancón del demonio – tenemos que admitir que se ha convertido en la excusa perfecta para llegar tarde a cualquier cosa en cualquier momento. Yo, al menos, no sabría de qué valerme en otra ciudad. 

  1. Así va esta conversación: ¡Estás guapísima hoy! – ¡¿En serio!? Pero si estoy súper cari-lavada, mi pelo es así y la ropa es prestada… de mi novio.

En Colombia tenemos otro problema complejísimo: nuestra excesiva modestia. ¡Nos cuesta un trabajo increíble decir: GRACIASSS!! Punto. No más. Siempre tenemos que agregar una colita a la frase para asegurar a la otra persona que no somos conscientes del piropo porque, si así fuese, seríamos tildados de presumidos y, al parecer, es el defecto más temido por todos en este país. Así que, la próxima vez que te digan que tus pantalones o tu chaqueta es linda, intenta no decir que <<son viejísimos>>, <<heredados>> o que te <<costaron dos mil pesos en un mercado de pulgas>>. Nada de eso importa. Solo da las gracias que eso es tan bonito como tus zapatos.

     10. Y… la mejor: Mañana empiezo dieta.

Como diría Osho: <<El mañana no existe>> y, en esta mentira eso sí que es verdad. El mañana termina arrastrándose infinitamente hasta los 50 kilos de sobrepeso y el bypass gástrico. No estoy diciendo que nadie, o más bien, que todos tengan que hacer dieta, solo que, la mayoría de las veces esto se convierte en un hábito generalizado y cumplirnos las promesas a nosotros mismos es tan importante como cumplirlas a los demás.

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